La ofrenda a la Pachamama es común a los pueblos andinos. El antiguo imperio Inca dedicaba un día especial para realizar sus ofrendas. Pacha es universo, mundo, tiempo, lugar, mientras que Mama es madre.
El 1 de agosto, en varios países de América Latina se revive el ritual de agradecimiento a la tierra, un rito que sobrevivió a la colonización española; traspasó fronteras y en la actualidad se introdujo en las creencias urbanas, y hasta políticas. Algunos candidatos electorales, le rindieron culto para que bendiga su futuro electoral, y la eligieron para lanzar su campaña.
Los rituales de esta tradición fueron variando con el tiempo, tomando distintas formas y enriqueciéndose con los legados culturales, históricos y sociales. Es así que de acuerdo a las costumbres ancestrales de cada pueblo, cambia el modo de celebración.
En la provincia de Salta, al norte de Argentina, la ceremonia apunta a recordar que todo lo creado proviene de la Tierra. Los habitantes recurren al sahumerio para ahuyentar los posibles males que hayan quedado dando vueltas en sus casas.En el interior de la provincia también hay ofrendas y celebraciones, al igual que en otras ciudades del Noroeste argentino. En la provincia de Jujuy, luego de una comida comunitaria, se cava un hoyo y se da de comer y beber a la Pachamama, depositando hojas de coca, chicha, alcohol y cigarrillos. Luego se tapa el pozo con tierra, botellas de alcohol y vino. Para completar la ceremonia, los presentes se toman de la mano para expresar el espíritu de hermandad que reina, y danzan alrededor del hoyo ya tapado, al son de la caja, flauta y la copla.