Estudios científicos comienzan a advertir sobre una forma de colesterol que generaría el daño inicial en las arterias: el oxicolesterol, o colesterol oxidado.
La oxidación del colesterol es una buena pista y responde a dos grandes causas: una es el procesamiento industrial y otra es la natural abundancia de oxígeno en las arterias, combinada con carencias de las protectoras sustancias antioxidantes.
Un involuntario artilugio usado por los científicos en las experimentaciones animales que buscaban demostrar la relación entre colesterol elevado e infarto, ha puesto al descubierto un verdadero problema para la salud cardiovascular: el colesterol oxidado. Los experimentos no se realizaban con colesterol puro, sino oxidado. Esta pequeña diferencia es de fundamental importancia. Mientras el colesterol puro no consigue generar las típicas lesiones arteriales, sí lo consigue el colesterol expuesto al aire (oxígeno). En los experimentos se rocía la comida de los animales con colesterol en un disolvente que luego se evapora, método ideal para formar oxicolesterol. Este aporte dietario produce las alteraciones que llevan a la arteriosclerosis y al infarto de miocardio, tanto en animales como en humanos.
Hay suficiente evidencia que el oxicolesterol pasa inalterado a la sangre y así llega a todas las células del organismo, encontrándoselo luego en las arterias y el hígado. Estas moléculas reactivas y peligrosas para el organismo, intentan ser capturadas por glóbulos blancos (macrófagos) que las fagocitan y así se convierten en células “gordas”, que tienden a “pegarse” a las paredes arteriales. Para que esta adhesión se produzca, debe existir siempre una lesión o inflamación que “frene” y aglutine dichas células.
El profesor Fred Kummerow de la Universidad de Illinois (EEUU) considera al oxicolesterol como una de las ideas más importantes para comprender el desarrollo de la arteriosclerosis. ¿Por qué? La respuesta tiene que ver con la gran exposición humana a este agente agresivo. Los modernos procesos industriales de los alimentos de consumo masivo generan oxicolesterol por doquier. Hoy en día las industrias hacen gran uso de huevo en polvo y leche en polvo. Ambos productos requieren técnicas de deshidratación y secado que implican el uso de cortinas (chorros) de aire (oxígeno).
El huevo y la leche deshidratados son más sencillos de manipular y más económicos en la gestión industrial. En el caso de la leche, el deshidratado es un procedimiento que incluso utilizan las usinas lácteas para almacenar excedentes, reconvirtiendo el polvo en leche fluida cuando el mercado así lo demanda. Otros procesos como el rallado industrial del queso, también transforman el colesterol allí presente en oxicolesterol, por simple contacto con el aire. Un gran número de productos industriales, como flanes en polvo, comidas para microondas, mayonesas, pastas, galletitas, golosinas, chocolates o cremas heladas, contienen huevo o leche en polvo. Los contenidos de oxicolesterol detectados en estos productos suelen estar por encima de los valores que causan lesiones arterioscleróticas en experimentos animales.
CUANDO FRACASA LA REGULACIÓN NATURAL
Por último digamos que nuestro organismo tiene mecanismos eficientes para deshacerse del eventual colesterol excedente. Específicamente el hígado se encarga de eliminar estos sobrantes, a través de la bilis que es transportada hacia los intestinos. Una función muy importante de la flora intestinal normal, es su capacidad para desdoblar y evacuar estos residuos biliares provenientes del hígado. Para que este proceso sea posible, es necesario el trabajo de ciertas bacterias intestinales que los “digieren” (desdoblan). Si esa población de bacterias no existe o es muy reducida, el colesterol permanece inalterado; debido a ello, es rápidamente reabsorbido por la mucosa intestinal, retornando al flujo sanguíneo. O sea que un desorden en la flora intestinal hace que reintroduzcamos en nuestra sangre aquel colesterol excedente que debería haber abandonado naturalmente el organismo.
Esto nos permite entender varias cosas: porqué hay vegetarianos con colesterol elevado, porqué son poco significativos los análisis y porqué es relativo el efecto de las medicaciones para el colesterol. Mucha gente gasta tiempo, dinero y esfuerzo en el inútil y obsesivo control del índice de colesterol, en lugar de atender las mínimas necesidades de la flora, que, gratuita y naturalmente se ocuparía de ello… si estuviese en equilibrio!!!
Extraído de “Grasas Saludables” (Nestor Palmetti)